Partimos en crucero desde Miami a bordo del MSC Divina y navegamos el canal de Providence para luego internarnos en las profundidades del océano Atlántico. Son exactamente 1081 millas náuticas que nos separan del primer destino: la ciudad de Philipsburg capital holandesa de St. Maarten.
Ya vamos descubriendo las primeras imágenes de la isla. Por su topografía y sus aguas turquesas, intuimos que será una jornada de grandes descubrimientos y experiencias.
La entrada al puerto de Philipsburg es asombrosa. Mientras las anclas se preparan para fondear, vamos recordando su historia. Cuando los españoles clausuraron su fuerte colonial en St. Maarten en 1648, algunos soldados daneses y franceses se ocultaron en la isla y decidieron compartirla. Poco después, Holanda y Francia firmaron un acuerdo formal para dividir St. Maarten en dos, situación que se prolonga hasta nuestros días.
Al descender en el Puerto Holandés, advertimos la herencia de la casa ¨Orange¨ pero al estilo caribeño, que sin pudor se exhibe orgullosa tanto en su arquitectura como en su paisajismo; y nos proponemos descifrar esta ambigüedad. Allá vamos en busca de una isla que guarda 37 playas, remotos secretos, y admirable geografía.
La isla descubierta por Cristóbal Colón el 11 de noviembre 1493 brinda interminables playas y fantásticas oportunidades de compra.
Decidimos emprender la aventura alquilando un confortable jeep que en cada esquina nos muestra panorámicas soñadas. Sin interrupción vamos atravesando verdes colinas, naturaleza viva que nos invade con sus colores. Seguimos camino rumbo a Marigot, la capital francesa de la isla y según dicen el lugar donde las playas ofrecen su mayor belleza.
Nos detenemos en la idílica Orient Bay. Aún hoy es conocida como la playa nudista, aunque todavía hay un hotel para nudistas en un extremo de sus dos kilómetros de costa, ya no es aquella playa despojada de antaño. Es la playa mejor rankeada de la isla a la que algunos llaman la Saint Tropez del Caribe, donde nos recibe un ambiente de playa relajado, pero casualmente chic y con cierta onda que recuerda al sur de Francia.
St. Maarten es el paraíso para aquellos amantes de los deportes náuticos. Las olas del Atlántico y del Caribe son los mejores compañeros para vivir la pasión todo el año y siempre con condiciones climáticas óptimas. Varios estanques, windsurf, kite surf, ligeros catamaranes, surf o body board, son algunas de las prácticas que se pueden realizar. Sumado al submarinismo, ya que posee un fondo marino impresionante que permite vivir una gran experiencia de buceo, encontrándose en las cercanías arrecifes de coral con una enorme biodiversidad, en la que se destacan los peces papagayo, esponjas marinas y langostas. Además, muchos buceadores eligen sumergirse entre los restos del barco británico Proselyte, que naufragó en aguas de la isla en 1801.
Continuamos el camino y es imprescindible entrar al corazón de Marigot, el centro de la Capital francesa. Allí la vida es intensa, las compras variadas y su gente amable y sonriente.
El espectáculo humano, el color y sabor local lo dicen todo. Más allá los barcos se mecen suavemente en el puerto mientras los pescadores descargan peces de todas formas.
Luego la ruta nos conduce hacia Maho Beach, famosa por el Aeropuerto Internacional Princesa Juliana adyacente a la playa, y es aquí donde descubrimos algo curioso con escenas impactantes. Este es uno de los pocos lugares en el mundo donde los aviones se pueden ver en su trayectoria de vuelo. Son de gran porte y vuelan a escasos 25 metros sobre la playa. El espectáculo es contemplado por los turistas fascinados, que saben los horarios de vuelos, leyendo las grandes pizarras en los bares y restaurantes de la playa.
A poca distancia de aquí otra gran invitación nos espera; el Sonesta Maho Beach Resort, Casino & Spa, da la sensación de ser un «destino en sí mismo¨ y nos brinda un sinfín de actividades para el disfrute y la relajación.
Ingresar al Lobby, de inmensas dimensiones, con jardines de frondosas plantas tropicales, dan el marco ideal para una estadía perfecta, con todo incluido. Su gran piscina con cascadas, es otro de los placeres que tanto adultos como niños saben disfrutar. Uno de los 5 restaurantes que posee está ubicado justo frente a las aguas turquesas del caribe y brinda la posibilidad de ver en vivo y en directo una de las atracciones más populares de la isla: el despegue y aterrizaje de los aviones sobre nuestras cabezas.
Hemos completado la vuelta a la isla y vamos regresando al puerto de Philipsburg, no sin antes detenernos en una atractiva calle de compras. Tienta aún más sabiendo que este destino es libre de impuestos. Además los artículos de lujo cuestan hasta un 50% menos respecto a otros países.
De pronto, mientras caminamos entre sus angostas calles, una ceremonia fúnebre llama nuestra atención. La música, el colorido y la sensación de estar compartiendo un rito caribeño de contraste sin igual le ponen la nota ceremoniosa a la tarde caribeña.
Un nuevo puerto nos espera. Gracias St. Maarten por tan lindos paisajes!
magnificas fotos
Gracias!
¡Qué belleza! Tengo muchas ganas de ir pero ahora no encuentro ninguna foto post- huracán María y no se si me conviene viajar para allá o irme a lo seguro en Panamá
VI LA PUBLICIDAD DE UN VIAJE SIMILAR EL SABADO 15 DE DICIEMBRE DE 2018. COMO PODRIAMOS TENER ITINERARIO Y CONDICIONES DE VIAJE TENEMOS VISA DE EU. GRACIAS ESPERO ALGUN COMENTARIO