Con productos autóctonos y orgánicos que sorprenden por su sabor, sumado al talento de excelentes chefs, la capital peruana se ha convertido en el hot spot para los amantes del buen comer.

Lima es una ciudad moderna, con una amplia oferta turística. El omnipresente océano pacífico enmarca una metrópoli que año a año redobla su apuesta de posicionarse como una de las más visitadas, a pesar de la permanente bruma mezclada con smog que tiñe el cielo de gris. Un estudio realizado por la firma de tarjetas de crédito MasterCard ubicó a Lima como la más visitada de la región en 2015 y aquellos que trabajan en la industria turística y gastronómica apuestan a que durante el 2016 siga liderando la franja.

Además de ser la puerta de entrada de visitas imperdibles como Cuzco y Machu Picchu, Lima ya se volvió un parada obligada para todos aquellos que buscan, permanentemente, descubrir destinos que traspasen un típico circuito turístico y que al recorrerlos, puedan vivirse como una experiencia en sí misma. Se ha ganado la fama de ser la nueva capital gastronómica del mundo. Un merecido logro que da sus frutos por el constante trabajo en conjunto que realizan chefs restauranteurs y el sector público y privado para que el mundo sepa la revolución gourmet que está viviendo la ciudad.

Y no es para menos. Ya suma tres restaurantes en la lista de los 10 mejores de Latinoamérica: Central de la mano de Virgilio Martínez en el puesto Nro 1 y Nro 4 a nivel mundial, Astrid & Gastón de Gastón Acurio en el tercer lugar y Maido de Mitsuharu Tsumura en el Nro 5 de la región, donde consagra la cocina Nikkei, fusión peruano japonesa.

Para poder comprender la esencia de la amplia y excelente oferta gastronómica,  que va mucho más allá del famoso ceviche y tiradito, hay que ahondar en la variedad de productos que utilizan como materia prima, y que invaden las calles en un un país donde la agricultura es la segunda actividad más importante, detrás de la minería. Para ello vale la pena llegar hasta el Mercado de Surquillo, un típico mercado ubicado en el barrio de Miraflores, donde el Miraflorino de a pie va a hacer sus compras diarias a un precio bastante menor que el que se puede encontrar en las grandes cadenas de supermercado.  Una visita permite acercarse a los productos locales y descubrir alguna de las más de tres mil especies de papa, las frutas con nombres tan exóticos como sus formas, colores y sabores. Pitahaya o fruta del dragón, muy similar a la tuna, el charichuelo, la carambola o el metohuayo, muchos de ellos frutos típicos de la selva peruana amazónica. Una amplia oferta de carnes de todo tipo donde sorprende el cuy, un roedor de la sierra peruana muy consumido, además de la sobreabundancia de pollos, otro de los platos típicos que los limeños preparan a las brasas y que compite muy de cerca con la causa limeña. Mariscos, pulpos y otros frutos de mar que seguramente serán consumidos en ceviche. Pescados como el paiche del Amazonas, uno de los peces de agua dulce más grandes del mundo. Invaden las especias en variadas presentaciones y para múltiples usos, esas que en muchas ocasiones compramos en los viajes pero que una vez en casa no sabemos bien cómo utilizar.

Para desentrañar la historia culinaria, la Casa de la Gastronomía Peruana, creada en 2011 en la antigua Casa de Correo, propone un recorrido que invita a conocer la identidad colectiva y cultural del país a través de la gastronomía. Ubicada a pocos metros de la Plaza Mayor (antigua Plaza de Armas) es única en su género. El circuito comienza por la Sala de los Alimentos de la Epoca Prehispánica, como la papa (oriunda del Perú), el camote, la yuca y la quinoa.  A lo largo del paseo se ve la evolución gastronómica y la marcada diferencia entre las tres grandes zonas del país, la cocina andina, la costeña y la amazónica. Aquí se puede descubrir que el anticucho es un típico plato nacional que se realiza con corazón o vísceras de res preparadas en forma de brochette (y que a pesar del prejuicio hay que destacar que es bastante sabroso), o que el chicharrón era el plato favorito de Pizarro, fundador de Lima.

Desde 2009, el ceviche es considerado Patrimonio Cultural Nacional e incluso tiene su día festivo el 28 de junio cuando se celebra el Día Nacional del Ceviche, mientras que el tercer domingo de julio se celebra el Día del Pollo a las Brasas. Los dulces también se destacan y su implementación data de la época colonial cuando comienzan a preparase en los coventos platos típicos como el arroz zambito o la mazamorra morada.  Sobresale el suspiro limeño, un postre típico realizado a base de leche condensada.

Una visita gourmet a Lima no estaría completa sin saborear y aprender a preparar el cocktail insignia del país, el pisco sour. Para ello existe en Lima el Tour del Pisco, un paseo que propone recorrer los lugares más emblemáticos relacionados con la historia de este tradicional trago. El tour comienza en el centro histórico de la ciudad visitando el Bar del Hotel Maury donde nació el pisco sour, para continuar en el Gran Hotel Bolivar, donde la leyenda cuenta que Orson Wells, estando hospedado en el hotel, llegó a beber 42 pisco sours en sólo una noche. Muy cerquita de allí vale la pena visitar el bar más antiguo de la ciudad, el famoso Bar Cordano que se destaca por sus deliciosos sandwiches.  Para aprender a preparar un buen pisco sour, nada mejor que hacerlo en La Rosa Naútica, un sofisticado restaurante construido con pilotes sobre el mar donde dictan curso y cata de pisco sour con las mejores vistas de la ciudad.

 

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