Hay mucho más en la Villa además de boliches y recitales de rock. Una ciudad pensada por el visionario Carlos Gesell para albergar a inmigrantes europeos, que luego fue escenario favorito de los hippies, y que hoy mezcla su rica historia con la nueva movida que eligen los jóvenes.
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Gesell tiene historia y muchos sitios para descubrirla que permanecen activos durante todo el año. Hay buena gastronomía, paseos al aire libre, playas recónditas y sitios con un encanto especial, que recuerda a sus primeros pobladores, esa colonia alemana que se instaló siguiendo el sueño de un aventurero.
Carlos Idaho Gesell fue quien literalmente inventó esta villa, el artífice primario que vio la posibilidad de que un gran médano pudiera convertirse en un lugar para vivir. Nacido en una acomodada familia germana se educó en los mejores países y sin duda tenía un talento especial para los inventos. De su amistad con la Familia Guerrero, dueña de todos los campos de la costa, surge la idea de comprarles este montón de arena, razón por la que todos lo llamaban “el loco del médano”, en alusión a su perseverancia para lograr que allí crezcan pinos y plantas. Su primera casa construida en 1931 todavía está allí en uno de los mejores terrenos y funciona como museo. Una visita obligada para entender cómo nació este lugar tan particular.
En 60 kilómetros que hay de playas en todo el territorio el paisaje cambia notablemente, hacia el norte lleno de dunas y bosques, ideales para ir en 4×4 o cuatriciclo.
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Incluso las cabalgatas pasan por allí a diario. Hacia el sur pasando Mar de Las Pampas, Mar Azul y Las Gaviotas, la playa vuelve a ser un desierto total donde solo se agrupan las gaviotas (de ahí su nombre) y algunos pocos pescadores. El terreno llano pasa por una playa nudista y mucho más allá el Faro Querandí, una belleza digna de visitar.
La Reserva Natural Faro Querandí fue creada con el objetivo de conservar la biodiversidad y el ecosistema de dunas costeras en su estado natural, junto con su flora y fauna. Se puede llegar solo en vehículos todoterreno y allí sus cuidadores abren las puertas (luego de pagar una entrada simbólica). El Faro suele estar cerrado pero si tenés suerte no dejes de entrar para ver por dentro este gran tubo. Un esqueleto de delfín gigante, una baliza (igual a las que hay en su punta) e imágenes de otros faros de la zona hacen a la recorrida. Luego un poco de sandboard en las dunas altas y suaves que se levantan a su lado, completan una tarde fabulosa para disfrutar a pleno. Hay algunos tours incluso que hacen la recorrida de noche con asado en el bosque incluido para el grupo de amigos.
Hacia el centro, donde se desarrolla la ciudad, las caminatas de mañana y al atardecer son las mejores gracias a la rambla elevada y de madera que va paseando por todos los balnearios y permite las mejores vistas del mar.
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¡A comer!
Como en todo gran destino vacacional, las opciones gastronómicas abundan e ir a conocerlas es parte obligada de la visita. Acá te dejo mis preferidos y sus platos destacados.
Windy
Líder indiscutido de todas las salidas. Este gran barco pirata existe desde los años ’80 y tiene por lejos la mejor oferta gastronómica siempre mirando el inmenso mar en primer plano. Excelente ambiente y la mejor música acorde a cada momento del día. Hay opciones de sándwiches, ensaladas y las clásicas rabas. A los chicos le encanta pedir “El Cofre” un cofre pirata que viene con hamburguesa o lomito, papas fritas, gaseosa y un juguete sorpresa a elección que los niños deben ir a retirar a la barra.
Paseo 104 y Playa
El Náutico
Imposible de no ver con su gran velero clásico en la entrada. Mismos dueños que Windy y con similar atmósfera y menos concurrido. Mi preferido: el salmón teriyaki con puré de calabaza y verdes.
Av. Buenos Aires y Playa.
El Viejo Hobbit
Si sos fan de “El Señor de los Anillos” éste es tu lugar, pensado y dedicado a JR Tolkien. Un restaurant temático donde la estrella es la fondue y la cerveza artesanal.
Av. 8 entre Paseo 111 y 112
La villa tiene toda una tradición de restaurantes y casas de té al mejor estilo europeo. Estos son algunos de los destacados.
La Austríaca
Un clásico de la Villa, llevado adelante con mucho amor por Marianne y Fernando. Un menú que varía entre lo austríaco, húngaro y alemán. El goulash con spätzel es el mejor de Gesell y así se paga. Decoración acorde y mozas vestidas con trajes típicos.
Además en invierno, organizan la Fiesta de la Salchicha y el Chucrut, una fiesta tirolesa con música de acordeón, bailes típicos, concursos y juegos como el del serrucho, clavadores, de la salchicha y como broche de oro el fondo blanco de cerveza masculino y femenino.
Av. 4 y Paseo 129
La Holandesa
Una referencia obligada para la tarde, noche postplaya o un día nublado en Villa Gesell. Variedad de cervezas artesanales y comida donde se destacan las carnes, las pastas y los platos tradicionales alemanes. Hay happy hour de 19 a 20:30. No te olvides de llevar tu growler para recargarlo con tu cerveza preferida. Siempre hay mesa y los platos salen rápidos. Además tiene un lindo jardín.
Av. 2 y Paseo 116
Las tortas de Hans
Para los fanáticos de lo dulce y de la repostería europea, acá están las mejores tortas para llevar de la Villa. Strudel de manzana, de frutillas con pastelera, roscas, selva negra. Todas riquísimas.
Av. 4 y Paseo 110
Hacia el norte, los restaurants se funden con el bosque. No dejes de visitar:
Churrinche
Una casa de té súper pintoresca muy cerca de la Casa Museo de Gesell. El recomendado: la degustación de tortas para dos, inigualable. Milhojas, torta de manzana, brownie, selva negra. Amerita saltearse la cena.
Av. Buenos Aires al 500
Palo Alto
Una muy linda esquina en un ambiente muy agradable. Variedad en ensaladas y pescados. Lo mejor: el Happy Hour de Antares todos los días de 19 a 20 y de 0 a 1 am.
Calle 304 y Alameda 205
Las Cortaderas
Un salón escondido en medio del bosque de pinos añosos que contiene las mejores medialunas. Hay música en vivo varias noches a la semana y ofrecen juegos de mesa para los niños. Los platos más pedidos: la provoleta con salmón ahumado y la bondiola a la cerveza negra con puré de batatas.
Av. Buenos Aires 340
Tené en cuenta de llevar siempre efectivo, porque son pocos los restaurantes que aceptan tarjeta de crédito. De hecho, los pocos cajeros automáticos que hay sobre la Av. 3 están siempre colapsados.
Actividades para niños.
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Juguelandia
Un parque de diversiones con estructura de castillo medieval. Laberintos, toboganes, inflables y calesitas. Además en la entrada hay un sector con fotos históricas de la ciudad.
Av. 3 entre Paseo 125 y 126
Skatepark
El skatepark es público y cuenta con dos pistas en el mismo lugar. La primera consiste en un circuito estilo callejero de rampas; planos inclinados, bordes, barandas y módulos por encima del nivel del piso. Todo bien distribuido con buen espacio entre uno y otros.
La segunda pista es netamente un completo bowl por debajo del nivel del piso. Esta rampa tiene más de diez metros cuadrados de transiciones.
Esquina B. Silvio Gesell y 112
Cabalgatas
Tante Puppi
El Centro de Equitación funciona desde 1962 y es toda una institución de Villa Gesell. Las cabalgatas empiezan cada tarde a las 15.30 y duran una hora y media. Además hay salidas en luna llena por los médanos, las de aventura entre los médanos, y una amplia gama de etcéteras que han hecho que la Secretaría de Turismo de la Nación declarara a su centro de interés turístico nacional y municipal.
Hay mucho por descubrir en Villa Gesell, un reducto exclusivo de los amantes de la naturaleza que todavía están aquí inmutables y que conviven con la oferta turística clásica.
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